sábado, 20 de julio de 2024

La maratón del rey loco

Después de visitar Munich y quedar maravillado con la capital bávara, el desafío deportivo lo encontraría esta vez en Fussen, ubicado a los pies de Los Alpes bávaros, y especialmente famoso por el castillo de Neuschwainstein, que Luis II, el rey loco, hizo construir en esta región, que con los años se convirtió en icono de la factoría Disney y una de las principales atracciones turísticas de la región.

He estado lesionado del isquiotibial de la pierna izquierda unos dos meses. He encontrado en la natación y la bicicleta la manera de seguir entrenando cardio, pero no se si será suficiente para la agresividad con la que una maratón castiga las piernas.

Somos alrededor de 500 participantes los que vamos a participar en la carrera. Son las 7:30h de una mañana fresca y nubosa, y el ambiente va en sintonía con la meteorología, frío y más bien gris, todo lo contrario a lo que suele ser habitual en la mayoría de las fiestas que están asociadas a este tipo de eventos. Faltan dos minutos para dar la salida y prácticamente nadie se sitúa en la parte delantera, sólo un puñado de corredores que imagino serán los que van a pelear por la victoria.

Salimos de Fussen y rápidamente entramos, literal, en caminos de cabras. El asfalto de esta carrera va a quedar reducido a la salida de la ciudad y poco más. En lugar de correr con el Timex, he decidido participar con un reloj convencional, de esos que marcan la hora y water resistant 50m) veremos si es verdad cuando me sumerja 1m en el mar). Mi referencia es la hora de salida. A partir de ahí, los cálculos serán aproximadamente de 5'00''/km, si todo va bien.

He salido cerca del práctico de las 3h30', pero ya en el km6, he decido dejar el grupo atrás porque había demasiados corredores en el pequeño espacio que un sendero lleno de curvas se puede permitir. Al adelantarme unos metros, puedo gestionar mejor esos giros y entrar siempre por el lado interior, no como cuando estaba en el grupo, que tenía que ir adaptándome según el lado.

Tengo preparados tres geles energéticos para distribuir entre los kilómetros 15, 25 y 35, pero lo tengo que tomar antes, en el km32, para tratar de minimizar el efecto muro, porque la sensación es que me estoy quedando vacío. Hemos dado la vuelta al lago Hopfensee, y tras un ida y vuelta hasta la zona de camping, nos dirigimos hacia el castillo de Neuschwanstein. Voy muy justito de fuerzas. El terreno irregular, lleno de piedras y gravilla, con un perfil muy ondulado, con continuas subidas y bajadas, está dinamitando mis piernas. 

Entro de nuevo en Fussen, esta vez por la parte alta. Llevo acumulada una renta de unos 4 minutos sobre el ritmo de 5'00''/km. Más trampas. Hay que salvar un desnivel enorme, con una pendiente muy pronunciada hasta llegar al castillo. En lugar de asfalto, la calzada está completamente adoquinada y apenas hay acera donde tener una pisada firme. Cruzo la meta de una maratón muy difícil de gestionar, por mi escasa preparación y por la orografía, en un tiemp de 3h27'09'' (4'5?''/km). Me ha sorprendido mucho mi rendimiento esta mañana, haber podido aguantar sin bagaje de kilómetros de carrera a pie, una carrera así de dura, pero más me ha sorprendido aún mi nivel en comparación con mis compañeros de aventura, pues entro el 44 de la general y el 9º en mi grupo de edad.

Alemania no defrauda y en mi segunda experiencia (la primera fue en Berlín) me vuelvo a llevar un gran recuerdo en la mochila. Voy rápidamente a por el autobús, que, si todo va bien, esta tarde aún me tomo una mariscada en Croacia.

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