Estoy en casa, recostado sobre la cama de mi habitación y con las piernas tan doloridas que no se si voy a tener ganas de moverme en toda la tarde. Piernas doloridas, si, pero con una gran sonrisa en la cara y una fantástica sensación en el cuerpo, ya que se trata de un dolor sano, los efectos secundarios posteriores de haber logrado superar un nuevo desafío en el que todo ha salido a pedir de boca.
Si conseguir por uno mismo un buen registro es una sensación gratificante, ayudar a un amigo a conseguirlo es doblemente satisfactorio. A día de hoy me siento muy orgulloso de haber visto como Miguel superaba una dura batalla psicológica que lo tenía al borde del abandono, y que sorprendentemente ha supuesto la consecución su nueva mejor marca personal, que de momento se queda en 3h50'47''' (5'28''/km).
Siempre he sido bastante crítico con la maratón de Valencia, todavía lo sigo siendo, pero son tantas las buenas sensaciones que tengo ahora mismo en el cuerpo, que no tengo espacio para las deficiencias que para mi gusto ha tenido y sigue teniendo este evento, especialmente con los atletas populares.
Ahora es momento de dar un pequeño y merecido descanso a las piernas, aprovechar los días que quedan en casa, y nadamás regrese a Lituania, empezar a prepararme para el sexto continente, que ya está a la vuelta de la esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario