domingo, 10 de octubre de 2021

6 Star World Marathon Majors Finisher

Casi dos años después de mi última maratón, tengo cita de nuevo con la larga distancia en ruta. La ocasión es especial, de modo que vuelvo calzar las ya míticas Mizuno Wave Precisión 7 con las que llevo recorriendo el mundo desde que las estrenara en Sydney hace ya más de 9 años. Hoy es el día de cumplir un objetivo que, sin saberlo, empezó cuando corrí en Chicago en 2013. La maratón de Londres, la estrella que me falta para completar el circuito de las Major y así cerrar mi segundo gran círculo después de los 7 continentes.

A diferencia de los otros grandes eventos deportivos en los que he participado, está vez he tenido que recurrir a la última alternativa. Acostumbro a preparar al detalle toda la logística de mis viajes a las maratones internacionales, pero después de 5 años consecutivos quedándome fuera del sorteo y comprobar que es más fácil que te toque la primitiva que conseguir con la lotería un dorsal para Londres, no quedaba otra que multiplicar el presupuesto y echar mano de un touroperador.


Por suerte para los participantes, la mañana del domingo es bastante buena, no como la tarde anterior, cuando un tremendo chaparrón nos impidió disfrutar de un paseo por la capital inglesa. Salgo en la segunda oleada. Los primeros km son cuesta abajo, la sensación de velocidad sin apenas esfuerzo es fantástica. Voy contando los kilómetros de 5 en 5 y los parciales van saliendo todos por debajo de 24'. La animación es excelente; hay miles de personas en el distrito de Greenwich, sobretodo en la zona junto al barco de Cutty Shark. Voy acercándome a uno de los puntos más esperados de la carrera, por icónico y porque ahí me espera mi animación particular. 

El kilometro 20 se encuentra justo en Tower Bridge. Que espectáculo!! Me encanta este puente. Siempre lo he dicho, uno de mis favoritos del mundo. Ginvile, Edita y Fortuna se hacen hueco entre la multitud para empujarme con sus ánimos. Que suerte tener la oportunidad de cumplir un sueño más. Me siento fuerte. Paso la media maratón en 1h39'47" (4'44"/km). 

A partir de este punto, las calles empiezan a ondularse en un continuo sube y baja que poco a poco va desgastando las piernas más y más. Estoy pasando Canary Wharf, el distrito financiero más importante y moderno de la ciudad. Las zancadas se van acortando y el ritmo va decayendo con el paso de los kilómetros. Cada vez cuesta más llegar al siguiente punto de control: 24'11", 24'20", 24'55".

Cuando paso mi segundo punto de animación, hay un gran contraste entre mis supporters, que siguen con la misma energía, y yo, que estoy luchando por mantenerme a duras penas lo más cerca posible de 5'/km. Por suerte, la gente sigue amontonándose a ambos lados del recorrido, ayudando a los corredores con sus ánimos sin descanso. Las vistas son magníficas a lo largo de la avenida junto al Támesis. El Palacio de Westminster, visible a unas 2 millas de distancia, es ahora el punto de referencia. Voy con lo que me queda en el depósito de gasolina, pero la emoción al ver lo cerca que estoy de conseguirlo me hace subir un puntito la velocidad.

Rodeo St James's Park hasta la milla 26. Turistas y aficionados de medio planeta están compartiendo dos de las atracciones más importantes del país en estos momentos, pues se encuentran entre la línea de meta de uno de los grandes eventos deportivos del Reino Unido y la puerta principal de Buckingham Palace. Puede que muchos de ellos no sepan la conexión de estas dos atracciones turísticas, pero la curiosidad es que la distancia oficial de una maratón nació en esta ciudad en los Juegos Olímpicos de 1908, parece ser por un capricho de la reina Alejandra de Inglaterra, que en su empeño en que la carrera saliese desde la puerta del palacio real, añadió 2km195m a los 40km que se corrían hasta esa edición.


Últimos metros. Soy un coleccionista de momentos inolvidables. A escasos segundos de ser finisher de las seis Majors, viajo en mi mente a Tokyo, Chicago, Nueva York, Boston y Berlín, cada una con una historia única e irrepetible. Aunque la marca es lo de menos, cruzo la línea de meta de mi 20ª maraton en 3h24'32" (4'51"/km), con la sensación de haber corrido en uno de los escenarios más bonitos del mundo con un rendimiento del 100% para el planning escaso de tiradas largas que había preparado para la ocasión. Estoy felizmente detrozado, pero todavía quedan energías para celebrarlo esta tarde-noche en la Abbott World Marathon Majors Awards.

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