domingo, 27 de enero de 2013

Mon défi en Afrique

No cabía duda que puestos a elegir una maratón en África, por cercanía y por conveniencia para el bolsillo, el país de destino iba a ser Marruecos, y casi con toda seguridad Marrakech el escenario de mi segundo continente. Cualquier otra opción en el país, como Rabat o Casablanca, perdía encanto, y fuera del mismo, la opción de hacer la maratón africana en cualquier otro país, suponía una mayor inversión económica y un mayor riesgo para nuestra seguridad, especialmente tal como están las cosas a día de hoy en tantos países de este continente.

La maratón de Marrakech contaba con buenas opiniones en blogs y foros de internet, con un recorrido que a priori se anticipaba muy atractivo, y que a posteriori superó todas las expectativas que tenía de esta carrera. Además de esto, cabía la posibilidad de hacer en la misma mañana la media maratón, así que ya no había excusa para que mi hermano, que se está enganchando a las carreras de fondo, me acompañara en esta aventura, no solo con la intención de viajar, conocer una nueva cultura y echarme unas fotos durante la maratón, sino también para participar de forma activa de la bonita experiencia que es correr en el extranjero.


Después de un malentendido con el cambio de hora y un despertador que nos quería sacar de la cama una hora antes de lo previsto, poco antes de las 8 a.m. estaba ya todo preparado para el pistoletazo de salida de la maratón: atletas, organización y muchos muchos militares y policías distribuidos por todo el recorrido. Todo lo contrario a lo que se preveía el día anterior, una espesa y fría niebla, muy seguramente proveniente de la cordillera del Atlas,  cubría por completo el cielo de la región y hacía que las vistas de los kilómetros de las primeras horas de carrera quedaran reducidas a unas escasas decenas de metros a nuestro alrededor.

A falta de bonitos paisajes que dejar inmortalizados en mi cámara, he dedicado buena parte de la primera mitad de la carrera a correr, con un ritmo bastante más alto del que había pensado llevar en un principio y que, a la postre, me ha hecho tener renta suficiente para relajarme durante la segunda mitad y así poder recrearme en los paisajes semi-desérticos de las afueras de Marrakech, con palmerales kilométricos y decenas de camellos repartidos durante buena parte de este tramo, y aun así, llegar a meta con más de diez minutos por delante de mi previsión.
Con mi cuarta mejor marca en maratón (3h44'21'') y la medalla de mi segundo continente colocada ya en su sitio, doy por terminada una exigente serie de tres maratones en los cinco últimos meses, para dedicarme durante un tiempo a otro tipo de actividades deportivas.


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