Uma meia maratona especiais

Este fin de semana participaba en mi vigésima media maratón, y como todo buen aniversario, queria que fuese en un escenario especial, algo distinto, un sitio donde nunca antes hubiera estado, una ciudad como por ejemplo Lisboa.

Desde finales del mes de Agosto, y aun a pesar de los excesos del verano, me encontraba en un estado de forma impresionante, así que la idea era ir a Portugal a intentar rebajar mi marca personal, pero una lesión en los isquiotibilales hace un par de semanas hizo que me replanteara las cosas. No me veía para moverme en mis tiempos, tampoco quería arriesgar a romperme del todo, pues el objetivo más importante en lo que queda de año es la Maratón de Valencia, y como en esta ocasión también había inscrito a mi hermano en la carrera, tomé la decisión de correrla con él, que iba a ser él el protagonista.

Esta era su primera media maratón, y con el tiempo que había hecho en el Gran Fondo de Siete Aguas (1h18'19''), yo estaba seguro que sería capaz de llevar sin demasiados problemas un ritmo de 5'/km, vamos, de hacerla por lo menos en una hora y tres cuartos.

Esta mañana hemos madrugado para llegar con tiempo al largo paseo que nos esperaba desde el alojamiento hasta la salida, situada en el puente Vasco da Gama. Media hora más tarde, daba comienzo la carrera. Los kilómetros iban cayendo sin darnos cuenta, todos, excepto el primero que teníamos tanta gente por delante que nos obligaba a ir más lentos, encuandrados en 10-12 segundos, entre 4'48''/km y 5'/km. Aunque en el kilómetro 17 ha aparecido 'el tio del mazo' y le ha dado un susto a mi hermano, hemos seguido sin bajar ni un segundo el ritmo que llevábamos, hasta cruzar la línea de meta en 1h43'48'' (4'55''/km).

Yo quería que esta fuera una media especial, y así ha sido, no por la marca personal (una de las peores), ni por el recorrido (uno de los más sosos), sino porque la he hecho de principio a fin con mi hermano en su debut en esta distancia.