sábado, 19 de octubre de 2019

Half ICAN Gandia

Cuando estaba diseñando el calendario de competiciones de este año, había dos opciones para Octubre: si había fallado en Berlin, sería el primero de los dos meses de preparación para la tercera bala que me quedaba en el cargador para intentar correr por debajo de las 3 horas en una maratón, y si había conseguido el objetivo, sería un mes de recuperación, ya que la maratón de San Sebastián sería más una fiesta que una búsqueda de rendimiento. Sin embargo, la cancelación del medio Ironmán de Valencia en Junio y el paso de la inscripción del mismo al Half ICAN de Gandía, significaba intentar estirar dos semanas más el excelente pico de forma con el que había logrado conseguir mi objetivo más ambicioso como atleta.

Así pues, con tres chapuzones en el mar, cuatro clases de spinning, una pequeña salida de 45km con la bicicleta de contrarreloj y la renta del entrenamiento de Berlín, me presentaba en Gandía, sin presión, con la sensación de que lo que tenía que hacer esta temporada ya lo tenía en el bolsillo. Saldría a ver lo que sale... O aprovechando que no tenía nada que perder, ¿por qué no salir a arriesgar?


A falta de escasos minutos para dar comienzo a la prueba, la organización anuncia que se permite el neopreno para el sector de natación. Somos aproximadamente 400 participantes para el Half saliendo en tres tandas. La mía, la segunda, 5 minutos después de los federados y antes de las mujeres. Un gran grupo de triatletas sale disparado desde el principio. Yo encuentro rápidamente mi ritmo, que consigo mantener sin apenas dificultad (1'44"/100m) hasta volver a tierra firme, 32'56" depués de la salida. Mis sensaciones son muy positivas al salir del agua.

Salgo de la T1 con la idea de hacer un buen sector de ciclismo. El tiempo que penalizan los adoquines del paseo marítimo, se recupera fácilmente nada más pisar el asfalto de la carretera. La idea es no bajar de 35km/h. No me cuesta estar en tiempos óptimos. Siento que podría incluso subir un punto la velocidad, pero luego queda todavía una media maratón. Guarda Rafa, guarda. Llego a la T2 en 2h32'31 (35.41km/h).

Sobre la bicicleta he tomado dos geles y algunas chucherías energéticas. Me siento fuerte en las primeras zancadas. Voy corriendo por primera vez con el GPS en una competición, y en estos primeros metros de carrera a pie muestra en la pantalla 4'09"/km. Demasiado rápido. Lo sé y se que esta ligereza de piernas se va a terminar pronto. Tras 30 minutos de carrera, equilibro mis fuerzas con el ritmo, y establezco mi velocidad de crucero en 4'30"/km. Segundos arriba, segundos abajo, esa es la referencia que voy manteniendo hasta la entrada en meta en 1h32'28" (4'24"/km)

4h44'01" es el tiempo total para mi segundo medio ironman. No puedo estar más satisfecho. He rendido tan bien como en Almassora, sin apenas entrenamiento específico, sin transiciones, sin tocar el asfalto con la bicicleta. Estas marcas me hacen ser optimista para mi gran reto de 2020.


A excepción de la maratón de San Sebastián el mes que viene, que la considero más un viaje para hacer turismo que una competición deportiva, doy por cerrada mi gran temporada deportiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario