jueves, 18 de abril de 2019

El Masters de las Maratones

Estos días leía en un artículo que el Commonwealth's Patriot's Day, que tiene lugar cada año el tercer lunes de Abril, es para el running lo que el Masters de Augusta para el golf. Como sucede en este prestigioso torneo, uno no puede apuntarse y participar así sin más, sino que previamente debe ganarse su plaza según unas marcas mínimas. Mi clasificación la conseguí en Sevilla en febrero del año pasado al rebajar en ocho minutos el tiempo de corte para mí grupo de edad.


Sobre el papel, estoy más preparado que nunca para una maratón. Sé que en estas condiciones sería capaz de afrontar con muchas garantías de éxito el reto de conseguir mi sueño en recorridos con una orografía favorable como, por ejemplo, Chicago, Valencia, Sevilla o Berlín.


Boston es la primera de las tres balas que tengo en el cargador para 2019. Siendo realista, soy consciente que será muy difícil llegar a mi meta con ese perfil rompepiernas, pero si se dan las condiciones de viento y temperatura adecuadas, si me sale una carrera redonda, creo que podría conseguirlo... 

‌Las previsiones meteorológicas para el día de la carrera son más bien complicadas, con abundante lluvia y la incertidumbre de saber cuál será la dirección en que soplará el viento, factor clave puesto que se trata de un recorrido lineal, desde Hopkinton hasta Boston. Los consejos de algunos corredores que van a participar y que ya cuentan con la experiencia de otras ediciones sirven para distorsionarme la mente y hacerme ver que voy a hacer un kamikaze, que batir la marca personal en esta carrera a la primera es algo que está solo al alcance de muy pocos. 


Aun así, estoy decidido a intentarlo. Para eso he seguido un exigente plan de entrenamiento. El hecho de no poder mantener un ritmo de carrera constante debido a los continuos desniveles, me obliga a crear una estrategia que llevo memorizada en la cabeza con parciales distintos milla a milla.

‌Despues de una gran tromba de agua que convierte la villa del atleta en un lodazal, el cielo da una tregua justo a tiempo para el pistoletazo de salida de la 123 edición de la maraton más antigua del mundo.
‌Los parciales previstos para las primeras millas los llevo bastante ajustados a mi ritmo. Cuesta abajo trato de no dejarme llevar por el entusiasmo generalizado que compartimos la mayoría de los participantes. Cuesta arriba intento llevar una buena marcha para entrar en tiempos.

‌Paso la media maratón en 1h30'32", 2' más rápido que en Sevilla, pero algo más conservador de lo que según mis planes debería haber llegado a este punto. Va Rafa, que estás dentro de la maraton!! Cabeza!!
‌Milla 16. Sigo cerca de los tiempos planeados, pero empiezan las legendarias Heartbreaker Hills. Se supone que son tres, pero mi sensación es que hay unas cuantas más. Los factores externos están ganando la batalla a mi plan de carrera. Estoy fuera. La animación es fantástica, especialmente en el scream tunnel de Wellesley, pero tampoco tengo gran sintonía con las miles de personas que se han acercado a dar fuerza a los corredores. He perdido una minutada en las Hills, y ya solo me queda llegar a meta decentemente.
‌Consigo mi tercera mejor marca personal en maratón con un tiempo de 3h10'36" (4'31"/km), pero me siento algo decepcionado conmigo mismo por no haber sido capaz de estar más fuerte mentalmente y poder  controlar mejor los factores externos, ya que físicamente no estoy tan castigado como debería si realmente no hubiera podido dar más de mi. El exceso de información ha minado mi moral en el momento clave, de modo que en los próximos retos serios, cuanto menos sepa y menos mentalizado vaya ante lo que me voy a encontrar, menor sera la presión y mayor será será el rendimiento, seguro.

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