sábado, 8 de octubre de 2016

Un Ironman de nivel con una gran maratón

Es 8 de Octubre, el día del campeonato del mundo de Ironman en Kona. No tengo la suerte de estar entre los elegidos en la isla hawaiana, pero hoy tengo mi desafío particular con la larga distancia algo más cerca de casa.


182 km de natación, casi 4300 km de bicicleta y más de 1200 km de carrera a pie. Esta es mi carta de presentación para el III Ican de Gandía, un buen bagaje de preparación, si, pero desde mi punto de vista, para un evento de este tipo, parece que uno nunca termina de haber entrenado lo suficiente.

Son las 7:30h, faltan 45' para mi salida y todavía estoy dudando si enfundarme el neopreno o no. La temperatura del agua es de unos 24 grados y los días previos cuando he ido a nadar con él me he agobiado mucho. Aun así, veo que todo el mundo va a hacer uso del mismo, así que la decisión está tomada. Será con neopreno. Dan el bocinazo de salida de mi segundo ironman. La gente sale algo rápida. Me contagio del ritmo de algunos de los partcipantes que llevo alrededor y me dejo llevar a un ritmo demasiado alto para lo que debería. A los pocos minutos dejo ir a algunos de mis compañeros de inicio de aventura e intento situarme. Boyas, respiración, técnica de las brazadas... ¿donde hay unos buenos pies? No sería hasta llevar aproximadamente 1.5km cuando encuentro lo que podría ser mi pequeño pelotón acuático. No es ni demasiado rápido como para dejarme atrás ni demasiado lento como para invitarme a adelantarme. Mi sensación es que podría soltarme algo más pero esto es muy largo y hay que tener cabeza. Salgo el 70º del agua con un tiempo de 1h06'23" (1'44"/100m), pero no tengo referencias, de modo que me imagino que el tiempo debe haber sido más discreto. 

El recorrido ciclista ha sido modificado por problemas de última hora con los permisos de tráfico, pasando de 4 vueltas de 45km a 6 vueltas de 30km. El recorrido no es nuevo para mi, ya que en algún entrenamiento largo he pasado por esta zona. La carretera está bastante bien, a excepción de la zona de adoquines del paseo marítimo, que ralentiza mucho la marcha, así como un pequeño tramo con el asfalto en malas condiciones desde la rotonda de Xeraco hacia Gandía. Me estoy moviendo entre 32.5 y 35 km/h, ese es el límite que me he marcado que no hay que superar, aunque la posición aerodinámica sobre la cabra y la sensación de fortaleza que me transmiten las piernas me estén invitando a darle más cadencia a los pedales. Estoy muy mentalizado y concentrado en lo que estoy haciendo. Van pasando las vueltas y voy distribuyendo a la perfección las cookies energéticas caseras que Ginvile ha preparado para la ocasión, el gel a mitad camino, mis bebidas y las bebidas que la organización ha dispuesto en el recorrido. Apenas encuentro participantes del full. Esto me hace pensar que estoy en tierra de nadie, entre los que van a por la victoria en la general y grupos de edad, y los que quieren ser finishers con un tiempo decente.


5h30'34" después de la T1, llego de nuevo a boxes, con el 72º mejor tiempo en el sector (32.67km/h de media) y el 65º de la general. Siento que me quedan bastantes piernas para afrontar la maratón, mi especialidad, mi distancia favorita. 

Hay referencias cada 3.5km. Voy tomando tiempos y me mantengo ligeramente por debajo de los 5'/km. Las vueltas van pasando a un ritmo cómodo. Continúo estando fuerte, física y mentalmente. La temperatura ambiente es bastante alta. Aprovecho casi todo el agua de los avituallamientos para tirármela por la cabeza y rebajar la temperatura corporal, uso como bebida isotónica el aquarius que llevo distribuido en el cinturón, tomo un gel cada 10km y una chuchería energética en cada media vuelta. Aproximadamente en el km32 me alcanza la barrera de los 5'/km. Queda menos de un cuarto de carrera y me estoy moviendo en tiempos espectaculares. 

Penúltima vuelta. Ginvile está alerta en su posición, como así lo ha hecho durante todo el día, por si necesito cualquier cosa. Carlos y Domingo me dan un empujón de ánimos al inicio del paseo. Cebriá hace lo propio en la zona de los restaurantes, y Marien en el área portuaria. Voy lleno de energía. Una vuelta más y esto ya se ha terminado Rafeta. La recta hacia el km 38.5 se hace muy larga, pero estoy en el punto de no retorno y todo lo que queda a partir de ahora es descontar metros. Me marco miniobjetivos: los campos de voley, el chiringuito de buddha y la entrada al puerto. He bajado un punto mi velocidad respecto al inicio de la maratón, pero es normal que en algún momento aparezca la fatiga. Empiezo a escuchar al speaker. No puedo dejar de sonreír. Si las matemáticas no me fallan, creo que estoy en números de ser sub 10h30'. 

Al igual que en Salou, la organización ha preparado la llegada en forma de herradura. Piso la alfombra y ya solo me separan decenas de metros hasta mi objetivo. Cruzo la meta en 10h21'26", con el 20º mejor tiempo de la maratón (3h35'07"), que he corrido a un ritmo de 5'07"/km, y que me ha llevado a escalar un gran número de posiciones hasta terminar el 37º de la general. Estoy en una nube, vuelvo a mirar el crono y le pregunto a una chica de la organización si es el tiempo del full o hay que añadirle algo. No doy crédito a lo que acabo de hacer. No me he forzado en ningún momento más de lo necesario, simplemente he sido un triatleta diésel que ha tenido la cabeza y la sangre fría como para no dejarse llevar cuando mejor se sentía y mantener el ritmo cuando muchos de los compañeros de aventura levantaban el pie del acelerador. Vuelvo a mirar el crono. No me lo creo. No solo soy finisher de mi segundo ironman, sino que además las prestaciones han sido extraordinarias, consiguiendo un registro cercano a algunos de los que competían por los primeros puestos en los distintos grupos de edad. De hecho, termino 5º en la general de 35-39 años y 3º autonómico de mi grupo de edad.


Esto me va a costar mucho de digerir. Necesito asimilar muchas de las cosas que han pasado durante la mañana y la tarde de hoy. Y tiempo voy a tener para ello, ya que con esta barbaridad pongo el broche de oro a un año que empecé cerrando mi séptimo y último continente de mi proyecto maratoniano a gran escala, y que termina con una de las más grandes satisfacciones personales que el deporte de larga distancia me ha dado hasta hoy.

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