
Sobre el papel, estoy más preparado que nunca para una maratón. Sé que en estas condiciones sería capaz de afrontar con muchas garantías de éxito el reto de conseguir mi sueño en recorridos con una orografía favorable como, por ejemplo, Chicago, Valencia, Sevilla o Berlín.
Boston es la primera de las tres balas que tengo en el cargador para 2019. Siendo realista, soy consciente que será muy difícil llegar a mi meta con ese perfil rompepiernas, pero si se dan las condiciones de viento y temperatura adecuadas, si me sale una carrera redonda, creo que podría conseguirlo...

Aun así, estoy decidido a intentarlo. Para eso he seguido un exigente plan de entrenamiento. El hecho de no poder mantener un ritmo de carrera constante debido a los continuos desniveles, me obliga a crear una estrategia que llevo memorizada en la cabeza con parciales distintos milla a milla.
Despues de una gran tromba de agua que convierte la villa del atleta en un lodazal, el cielo da una tregua justo a tiempo para el pistoletazo de salida de la 123 edición de la maraton más antigua del mundo.
Los parciales previstos para las primeras millas los llevo bastante ajustados a mi ritmo. Cuesta abajo trato de no dejarme llevar por el entusiasmo generalizado que compartimos la mayoría de los participantes. Cuesta arriba intento llevar una buena marcha para entrar en tiempos.
Paso la media maratón en 1h30'32", 2' más rápido que en Sevilla, pero algo más conservador de lo que según mis planes debería haber llegado a este punto. Va Rafa, que estás dentro de la maraton!! Cabeza!!
Milla 16. Sigo cerca de los tiempos planeados, pero empiezan las legendarias Heartbreaker Hills. Se supone que son tres, pero mi sensación es que hay unas cuantas más. Los factores externos están ganando la batalla a mi plan de carrera. Estoy fuera. La animación es fantástica, especialmente en el scream tunnel de Wellesley, pero tampoco tengo gran sintonía con las miles de personas que se han acercado a dar fuerza a los corredores. He perdido una minutada en las Hills, y ya solo me queda llegar a meta decentemente.

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